jueves, 26 de enero de 2017

HISTORIAS DE DUENDES

Estas son las historias que dejan escritas los niños que visitan nuestro Museo.
Subimos algunas para que las disfruten como las disfrutamos nosotros al leerlas!
Gracias!

LOS DUENDES COMILONES
Había una vez un duende que se fue a pasear y encontró un pato y le preguntó: ¿vos sabés hablar? En un paseo encontraron una fuente y un gatito.
Como tenían hambre, comieron manzanas de los árboles y se fueron a su casa a dormir felices y contentos para siempre.
Julieta Alma Gómez (3 años) de General Baigorria

EL DUENDE DE LA FELICIDAD
Cuenta la historia que una familia vivía en un bosque.  Ellos eran cinco integrantes pero uno de ellos vivía muy triste, nada tenía sentido para él.  Un día paseando por un sendero del bosque se encontró con un duende que venía cantando melodías muy bonitas.  Pero él lloraba y el duende lo miró y le preguntó qué le pasaba. Y lo abrazó tan fuerte que su tristeza desapareció de un momento a otro y fue feliz por siempre.
María, Gonzalo, Victoria, Milagro y Martín – Acira Gigena, Córdoba

GUARDIANES DE LAS MINAS
Según mineros, cuyos relatos fueron contados en bares y directamente catalogados como tonterías por sus espectadores, los duendes son los guardianes de las piedras preciosas.  Con sus filosos dientes y sentidos amplificados, protegen a los minerales de las vanidosas manos humanas.
 Melina – 8 de enero de 2017
(los deleito con mi presencia desde hace 15 años!!)

HISTORIA DE UN DUENDE
Había una vez un duende que vivía en el desierto, estaba siempre de mal humor y solo, porque decía que no quería a los demás duendes.  Un día se acercó a los costados del bosque más cercano para buscar comida y escuchó una voz.  Se acercó un poco más y aunque el corazón le latía a mil por el miedo de perderse allí en aquel inmensurable bosque, una voz dentro de él decía que se acercara cada vez más.  Cuando de repente vio otro duendecito allí llorando, porque estaba perdido.  El duende amargado le preguntó qué sucedía y decidió ayudarlo a encontrar el camino.  Siguieron costeando un  río y el pequeño duende contando historias graciosas hacía reír al duende amargado.  De repente tropezaron con una cascada y se adentraron bajo ella.  ¡No podían creerlo! ¡Habían encontrado oro! ¡Mucho oro!  Y lo que más les llamó la atención fue un anillo precioso que estaba en un altar en medio de la cueva llena de piedras preciosas.
Cuando salieron de allí los duendes se hicieron ricos y fueron a pasear por todo el mundo.  Fue una aventura muy exitosa pero más allá de eso, el mayor tesoro que ambos encontraron fue la amistad.

(La yuyuyu)

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